En busca de un enlace
Por Luis Peralta
He descubierto que soy un adicto a Internet, o quizá ya lo sabía, pero como es algo que me es ajeno la mayor parte del año, pues queda en lo profundo de mi ser. Tres semanas tenía que estar en Madrid, de las que ya sólo queda una. Lo he intentado todo para salir de este cibercafé de ONO que, la verdad, tampoco está tan mal. Pero se está incómodo: hay que pensar en el tiempo que se lleva conectado, el entorno no es el adecuado para trabajar (¡quiero enchufar mi portátil ya!), no puedes traerte la tira de apuntes, … Podría seguir quejándome hasta que cerrase el ciber este, que es 24h.
Poco a poco voy notando como el vicio que tengo se me va pasando. Cada vez lo necesito menos, también porque la vida que hago conectado es en parte social y al no dar símbolos de vida, poco a poco, ésta se adormece al igual que sucede con la vida en carne y hueso. He llegado al punto de comprarme una tarjeta WiFi, sin ni siquiera saber si iba a funcionar o no, si iba a tener cobertura por parte de alguno de los nodos de MadridWireless, … Resulta que la tarjeta funciona a la perfección, pero no tengo cobertura de ningún nodo libre. Y, ahora que lo pienso, lo más fuerte es que descubrí una red que tenía puesto el nombre de lo que parecian dos apellidos y me fui a buscarlos en la guía telefónica. Y llamé. Y les pedí acceso a la red. Me enteré de que era un despacho y no un particular, les conté mi historia. Les dejé mi número de teléfono porque necesitaban pensarlo y llamaron a los 15 minutos para decirme que, a pesar de no dudar de mi mala fe, no podian dejarme acceder. Lo entiendo.
Todo viene por la relación de dependencia que hay entre mi ser y ese otro ser que todo lo tiene: Internés. No sé si quiero curarlo, el vicio es virtud, pero tenemos otra palabra para llamarlo. O quizá soy tan dependiente que me niego a reconocer la verdad.
El caso es que ya me quedan menos de 6 dias y todavía estoy vivo. Y un fin de semana que promete de por medio. Quién necesita Internet…