Esa lágrima
Por Luis Peralta
Allí me encontraba, sintiéndome extraño con todo ese torrente de sensaciones al haber vuelto a aquel sitio que tanto me marcó. Los olores, la luz que entraba por las ventanas, el chirrido del parqué, … si es que habían pasado diez años y las literas seguían siendo las mismas. Me imagino que si consiguiera ser objetivo el recuerdo sería otro, pero soy un ser subjetivo allí donde los haya. Y aquello no era más que melancolía, ganas de volver a vivir lo vivido hace tanto tiempo.
A ella, sin embargo, el ver aquello por primera vez le arrancó una lágrima. No es que le pareciera tétrico, es que vio en un momento todo lo que de mis recuerdos había desaparecido y no tenía melancolía ninguna a la que agarrarse, ella no estuvo allí. Tanta ternura me rompió en dos.