Mis zapatos
Por Luis Peralta
Esta última que he hecho es muy buena. Aunque ya tiene unos dias, no tiene desperdicio alguno.
Bien, resulta que me dicen en el curre que me renuevan otros cinco meses. Pues yo, me digo me tengo que dar un capricho para celebrarlo. Paso por una tienda de chollos (prendas de temporadas anteriores, con hasta 200% de rebaja), veo unos zapatos que molan mil, unos pelotas, por 50 eurillos.
Sólo tienen mi talla, me pruebo el zapato derecho, me va. Paso de probarme el otro, porque tampoco se va tanto la talla de mi pie izquierdo de mi pie derecho (de hecho, nunca he tenido problemas de ese tipo). Total, que me los llevo a casa.
Ese mismo viernes, de fiesta, paso de estrenarlos (porque últimamente las salidas son un tanto destroy). Pues el martes, en el curre. Llega el martes, el día elegido para que el fantabuloso Luis pruebe sus zapatos, se calza el zapato derecho, más pagao que pagao, se va a calzar el zapato izquiero y… ¡hostia puta, la madre que los parió! No cabe, resulta que el supuesto zapato izquierdo es un zapato derecho dos números más grande.
Sí, en las zapaterias conviene probarse los dos zapatos. Ahora lo sé.